Por Dayana Mendizabal
En el corazón del estado mexicano de Puebla, la asociación Cuacolandia se ha convertido en un refugio de amor y esperanza para 88 caballos rescatados de vidas marcadas por el maltrato y la explotación. Estos nobles cuadrúpedos, que alguna vez tiraron de carrozas turísticas, trabajaron en condiciones precarias o fueron víctimas de carreras clandestinas, ahora encuentran en Cuacolandia un santuario donde se les ofrece cuidado, respeto y libertad.
La labor de Cuacolandia se intensificó hace un año cuando comenzaron a recibir caballos decomisados por las autoridades federales, que determinaron que eran objeto de maltrato, sometidos a jornadas extenuantes de más de 10 horas y alimentados con basura. Elena Larrea, fundadora de Cuacolandia, destaca la necesidad de crear espacios para rescatar a todas las especies animales maltratadas, subrayando que a menudo se les ve como simples objetos para satisfacer las necesidades humanas o generar ingresos, sin considerar el sufrimiento animal.
El proceso de rescate de Cuacolandia comienza con la intervención de la autoridad para resguardar a los caballos, ya que la asociación civil carece de esa facultad. Después de la notificación a posibles colaboradores en el cuidado de los equinos, se analizan las necesidades individuales de cada uno.
Una vez aceptados, los caballos pasan por un periodo de cuarentena en el que se evalúa su comportamiento, heridas y desnutrición para iniciar su rehabilitación. Bajo el cuidado de Cuacolandia, estos animales comienzan a experimentar la «vida salvaje», aprendiendo a alimentarse por sí mismos y a socializar con otros caballos.
Elena Larrea destaca la falta de conciencia y apoyo económico de la sociedad, lo que dificulta la misión de Cuacolandia de rescatar hasta 300 caballos. Con recursos limitados, la asociación invierte hasta 150 mil pesos por cada caballo en tratamientos dentales, nutrición y cirugías en casos graves. A pesar de los desafíos, Cuacolandia persevera con la esperanza de brindar una vida digna a estos nobles seres, llamando a la conciencia colectiva para unirse a la causa y expandir su capacidad de rescate.