Por Kari Nava
En un esfuerzo por reducir la violencia y restaurar la calma en la conflictiva región de Chilpancingo, Guerrero, dos grupos criminales rivales, «Los Tlacos» y «Los Ardillos», han alcanzado un acuerdo de tregua bajo la mediación del padre Filiberto Velázquez, director del Centro de Derechos Humanos «Minerva Bello».
El acuerdo, anunciado por el padre Velázquez, implica un compromiso por parte de ambas partes para respetar las actividades comerciales de cada grupo, con el objetivo de disminuir las afectaciones a la población civil. Esta iniciativa de diálogo partió inicialmente del grupo de «Los Tlacos», quienes buscaron acercarse a Celso Ortega, líder de «Los Ardillos».
La intervención del clérigo facilitó una comunicación efectiva entre ambas facciones delictivas, permitiendo finalmente la consecución de un acuerdo que ha llevado a la reanudación del servicio de transporte público en la ciudad, previamente suspendido debido a la escalada de violencia en la región.
El obispo emérito de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, ha revelado que en la negociación participaron los líderes de ambos grupos, Celso Ortega Jiménez de «Los Ardillos» y un representante de Marquina Chapa, líder de «Los Tlacos», conocido como «El Triny». El conflicto entre estos grupos se centraba en el control de nuevas rutas de transporte público, específicamente relacionadas con la asignación de placas para urvans y taxis por parte del estado.
Aunque la duración exacta de la tregua es incierta, el acuerdo representa un paso significativo hacia la paz en la región, destacando la voluntad de los grupos criminales en llegar a un entendimiento. Sin embargo, la situación en Guerrero sigue siendo delicada, con la continua búsqueda de una tregua entre La Familia Michoacana y «Los Tlacos», con la esperanza de extender la paz y el orden en la región.
El respaldo a la mediación por parte del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, subraya la importancia de los esfuerzos de líderes religiosos y civiles en la pacificación del país. A pesar de las críticas y la controversia en torno a la política de «abrazos, no balazos», defendida por el presidente, se busca atacar las causas estructurales de la criminalidad, incluida la pobreza, mientras se enfrenta a los desafíos persistentes en la búsqueda de la paz y la seguridad en México.
La situación en Guerrero refleja la complejidad y los retos continuos en la lucha contra la violencia criminal en México, con un saldo de más de 400 mil muertes desde el inicio de la guerra contra los cárteles del narcotráfico en 2006. La mediación y los esfuerzos por la pacificación, como este acuerdo entre «Los Tlacos» y «Los Ardillos», son cruciales en la búsqueda de una solución duradera para el conflicto en la región.