Durante cuatro días (del 28 de junio al 1 de julio), el Ayuntamiento de Resu en Celeiro, una zona portuaria de Viveiro, montó sus Resucamp y glamping para acoger a caravanas y ofrecer un lujoso camping. El evento resonó desde las dos y media de la tarde hasta bien entrada la madrugada, con espectáculos superpuestos en varios escenarios. Bandas de renombre como Ghost, Pantera, Slipknot y Parkway Drive encabezaron la lista de más de cien formaciones de todo el mundo. Los organizadores, los hermanos Iván y David Méndez, junto con su amigo Iván Pérez, llevaron a cabo este proyecto para traer su banda favorita a su ciudad natal de Viveiro. El evento se inició en 2006 con el apoyo del difunto alcalde socialista, Melchor Roel.
Esta aventura se ha convertido en un fenómeno sociológico. Entre las multitudes que disfrutan de la comida, la cerveza y las tiendas de camisetas negras, se encuentran personas que, el resto del año, ocupan puestos ejecutivos, dirigen corporaciones, administran instituciones políticas y judiciales. Un vendedor admite que se sorprende por el poder adquisitivo de muchos asistentes, ya que en otros festivales es más difícil ganar dinero debido a un público más homogéneo, principalmente estudiantes y jóvenes. En el cuarto día del festival, la ropa oficial de Resu se agota rápidamente y los fanáticos acuden a los mostradores para comprar camisetas de las bandas participantes. El Powerwolf alemán destaca por ser el que menos ventas obtiene, según revela una vendedora. Las camisetas de recuerdo de las bandas se venden a 35 euros cada una, con la imagen de un lobo vestido como un cruzado y ondeando una bandera constitucional de España.
La organización informa que el festival atrajo a más de 136,000 participantes de 46 nacionalidades durante los cuatro días. El día con mayor afluencia superó los 40,000 asistentes, muchos de ellos repetían porque tenían abonos. Entre los asistentes se encuentran Mariló y Rubén, que viajaron desde Lugo con su hijo Luca Quiroga, de dos años, quien ya disfruta de la música sin reservas. Al atardecer, la madre saca un yogur natural y una cuchara del carrito de compras. Rubén admite que en su hogar les gusta todo tipo de música, desde metal hasta punk, y que disfrutan escuchando diferentes géneros en el festival. Cerca de ellos, Fran López cuida de su ahijado de 20 meses, Anxo, quien usa protectores auditivos al igual que otros 53 niños pequeños que participan en el concierto de la banda francesa de inspiración japonesa Rise of the Northstar. Los niños, todos con camisetas de sus grupos favoritos, desfilan junto a sus monitores, atados con una cuerda para no perderse entre la multitud, detrás de un barco vikingo en ruedas.