Por Dayana Mendizabal
El majestuoso quetzal (Pharomacrus mocinno), considerado el ave más hermosa de América, se encuentra amenazado por la pérdida de los bosques de niebla, la caza y el tráfico ilegal. Esta especie monógama, que habita los bosques tropicales y subtropicales, se enfrenta a la degradación de su hábitat y a la captura humana, poniendo en peligro su existencia.
Con su plumaje deslumbrante, el quetzal exhibe una paleta de colores iridiscentes en el macho, incluyendo tonalidades rojas, naranjas, amarillas, azules y verdes. Su cola, con cuatro plumas de hasta un metro de largo, revela un espectáculo de dimorfismo sexual, mientras que la hembra presenta colores más opacos y carece de plumas largas en la cola.
Considerado un símbolo de poder y riqueza por antiguas civilizaciones mexicanas, el quetzal enfrenta actualmente la disminución de sus bosques de niebla, cruciales para su reproducción. La destrucción de estos hábitats, como se observa en Chiapas, México, donde se ha perdido el 78 por ciento del ecosistema en décadas recientes, amenaza directamente la supervivencia de esta especie.
La ciencia revela que los antepasados del quetzal se encontraban en ecosistemas similares de África, Europa y Asia. Sin embargo, su situación actual es crítica, con su distribución limitada a 21 pequeñas áreas desde el sureste de México hasta Panamá.
A pesar de su estatus como especie protegida a nivel internacional, con prohibiciones establecidas por la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), y clasificación de peligro de extinción según la NOM-059-Semarnat-2010, el quetzal enfrenta desafíos considerables.
En medio de esta lucha por la supervivencia, se destaca la importancia de las áreas protegidas, como la Reserva de la Biósfera El Triunfo en México y la Sierra de las Minas en Guatemala, como refugios cruciales para preservar los hábitats del quetzal. La belleza de esta ave única, ligada a la cultura y la historia, insta a la acción colectiva para garantizar su supervivencia y proteger la biodiversidad que enriquece nuestro planeta.