Por Dayana Mendizabal
Los pulpos, miembros destacados de la familia de los moluscos cefalópodos, representan una maravilla de la naturaleza en los océanos del mundo. Su forma bulbosa, ocho brazos provistos de tentáculos y su aguda inteligencia los destacan como uno de los invertebrados más sorprendentes.
Su adaptabilidad es clave en su supervivencia: desde la expulsión de agua para propulsarse rápidamente hasta el uso de tinta para evadir a los depredadores, estos seres marinos demuestran un repertorio de técnicas fascinantes. Su capacidad de camuflaje es excepcional; mediante células pigmentarias y músculos especializados, son capaces de mimetizarse con su entorno de forma casi instantánea.
Aun más asombroso es su habilidad para regenerarse: frente al ataque de un depredador, un pulpo puede desprender uno de sus brazos para liberarse y escapar. Además, para reproducirse, utiliza uno de sus brazos, un órgano reproductivo, para transferir espermatóforos a la hembra.
Estos maestros del camuflaje y la evasión no solo nos sorprenden con su apariencia única, sino que revelan una complejidad biológica excepcional, representando un fascinante enigma del mundo marino.