Porsche iniciará una nueva etapa de su historia este jueves a las 9.15 de la mañana. Se estrenará en la Bolsa de Fráncfort, en la que apunta a la mayor oferta pública de venta (OPV) de acciones del año. Sus títulos se estrenarán entre los 76,5 y los 82,5 euros, con una valoración conjunta de hasta 75.000 millones de euros, desafiando a un mercado lastrado por la invasión rusa de Ucrania, la crisis energética y las subidas de tipos de interés fijadas por los bancos centrales para reducir la inflación.
La salida a Bolsa es una bocanada de aire fresco para la expansión de Grupo Volkswagen, su máximo propietario, que obtendrá 9.390 millones de euros para inyectar en sus planes de electrificación. Porsche Automobil Holding, que a su vez es el principal accionista del consorcio Volkswagen, comprará el 25% más una acción de Porsche al precio de colocación más una prima del 7,5%. Es su fórmula para asegurarse el control de la empresa a través del poder de veto. Prepara deuda por un importe máximo de 7.900 millones de euros para realizar esa operación.
Si bien Porsche prevé colocar acciones a inversores minoritarios de Alemania, Austria, Suiza, Francia, Italia y España, el grueso de la OPV la cubrirán inversores institucionales, que el pasado 20 de septiembre cubrieron rápidamente las acciones puestas a la venta. Los fondos soberanos de Qatar, Abu Dhabi y Noriega se han asegurado una posición, igual que el gestor T Rowe Price. Todos ellos se quedarán en torno a 3.600 millones de euros en acciones. Apenas el 12,5% del total de las acciones quedarán libres en el parqué.
No obstante, desde Porsche se ha llegado a bromear sobre la posibilidad de adquirir acciones del fabricante del mítico 911. “Es posible que algunos clientes potenciales aún no puedan pagar un Porsche, pero sí pueden comprar acciones”, afirmó el responsable financiero de la marca, Lutz Meschke, en declaraciones recogidas por APF, la agencia francesa de noticias.
Si acaban confirmándose las valoraciones de Porsche, su cotización superará a BMW (49.000 millones de euros) y Mercedes (61.000 millones), marcas premium y con mucho mayor volumen de producción, como el de Ferrari (37.000 millones), centrado en los superdeportivos. Porsche quiere sacar rédito de su posicionamiento en ese cruce: el del volumen, con sus apenas 300.000 coches vendidos al año, con un margen por coche de 100.000 euros. Sus objetivos para este año se sitúan en un margen operativo de entre el 17% y el 18% y una facturación que crezca hasta un 14%, incólumes a la situación económica.
Una de las claves de la operación se encuentra en los recursos que sacará Grupo Volkswagen: 19.000 millones de euros que podrá utilizar para desarrollar sus vehículos eléctricos, lanzar su nueva filial dedicada a las fábricas de celdas de baterías y a Cariad, la sociedad encargada del desarrollo de software que se convirtió en una auténtica piedra en el zapato del anterior consejero delegado de grupo Volkswagen, Herbert Diess, despedido en julio.
Su sucesor es Oliver Blume, quien a la vez ostenta el cargo de consejero delegado de Porsche y es quien ha dirigido la OPV. Su doble posición ejecutiva ha generado dudas sobre la gestión de la compañía, por el conflicto de intereses que pueda generar en determinadas tomas de decisiones.
Porsche pone a prueba el contexto económico con su salida a Bolsa Las acciones de la marca saldrán a cotizar este jueves para financiar al grupo Volkswagen
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