Gente en kayak por calles que eran transitables hace un día o dos. Cientos de miles de personas sin electricidad. Helicópteros de la Guardia Nacional en misiones para rescatar a vecinos aún atrapados en las islas barrera de Florida.
Días después de que el huracán Ian dejará un sendero de destrucción desde Florida a las Carolinas, el peligro persistía e incluso empeoraba en algunos lugares. Estaba claro que el camino a la destrucción tras la enorme tormenta sería largo y penoso.
Además, Ian aún no había terminado. La tormenta descargó aguaceros el domingo sobre Virginia y las autoridades advirtieron del riesgo de graves inundaciones a lo largo de su costa, a partir de la noche del lunes.
Los restos de Ian se desplazaron hacia el mar y formaron un frente nororiental que se esperaba arrojara aún más agua sobre la ya anegada Bahía Chesapeake. El sistema podría provocar las peores inundaciones costeras en la zona de Hampton Roads, Virginia, en 10 o 15 años, indicó Cody Poche, meteorólogo del Servicio Nacional de Meteorología.
La localidad insular de Chincoteague declaró el estado de emergencia el domingo e hizo una enérgica recomendación de que los vecinos de algunas zonas evacuaran. También se esperaba que la costa este y la zona norte de los Bancos Externos de Carolina del Norte se vieran afectadas.
Se confirmaron al menos 68 muertos, 61 en Florida, cuatro en Carolina del Norte y tres en Cuba.
Mientras subía la cifra de víctimas, Deanne Criswell, administradora de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias de Estados Unidos (FEMA, por sus siglas en inglés), dijo que el gobierno federal estaba dispuesto a ofrecer una enorme ayuda, centrándose primero en las víctimas en Florida, que se llevaron la peor parte ante una de las tormentas más fuertes que ha tocado tierra en Estados Unidos. El presidente, Joe Biden, y la primera dama, Jill Biden, tenían previsto visitar el estado el miércoles.
Los caminos inundados y los puentes rotos que conducen a las islas dejaron a muchas personas aisladas en medio de un servicio limitado de telefonía celular y la falta de servicios básicos como el agua, la electricidad y el internet. Las autoridades advirtieron que no se prevé que la situación mejore en muchas zonas durante varios días debido a que toda la lluvia que cayó no tiene a dónde desaguarse.
Menos de 700.000 viviendas y negocios en Florida seguían sin electricidad el domingo por la noche, en comparación con el pico de 2,6 millones.
Criswell declaró en “Fox News Sunday” que el gobierno federal, incluyendo a la Guardia Costera y el Departamento de Defensa, ha empezado a organizar la “mayor cantidad de activos de búsqueda y rescate que me parece hayamos conjuntado antes”.
Sin embargo, la recuperación tomará un tiempo, dijo Criswell, que visitó el estado el viernes y el sábado para evaluar los daños y hablar con sobrevivientes. Advirtió que sigue habiendo peligro por los tendidos eléctricos caídos en zonas con agua estancada.
Más de 1.600 personas han sido rescatadas en todo el estado, según la agencia de gestión de emergencias del estado.