Por Diana Silva
La relación entre padres e hijos es fundamental para nuestra identidad y desarrollo personal, pero puede volverse compleja y desafiante. Lidiar con rasgos tóxicos o personalidades dominantes puede resultar frustrante, afectando la comunicación y generando conflictos que persisten con el tiempo. Sin embargo, en la era de la conciencia personal y la terapia, eliminar la toxicidad es esencial para preservar la salud mental.
Consejos para restablecer una relación saludable:
1. Ve a la raíz del problema, no a la persona:
Enfócate en el tema en cuestión, evita ataques personales y comunica eficazmente el problema. Busca comprender su punto de vista sin señalar con el dedo, fomentando un diálogo abierto.
2. No te precipites, ve con calma en la relación:
Reparar una relación lleva tiempo. Comprende sus perspectivas y da pequeños pasos para reintegrarlos en tu vida. Invítalos gradualmente a eventos o salidas, permitiendo que la reconciliación se desarrolle a un ritmo comprensible para ambas partes.
3. Establece límites:
Evita dinámicas tóxicas estableciendo límites claros. Deja atrás el pasado y comunica abiertamente tus expectativas para la relación. Resuelve los problemas de manera serena y abierta o pospón la discusión hasta que ambos estén listos.
4. Sé realista:
Rebaja tus expectativas y comprende que el cambio lleva tiempo. Acepta a tus padres como son y ten la disposición de perdonar. Entender que la perfección es difícil de alcanzar te ayudará a construir una relación más realista y saludable.
5. Busca ayuda:
No dudes en buscar ayuda profesional. Un terapeuta proporciona un espacio neutral para las interacciones, ayuda a mantener el enfoque en el problema y brinda perspectivas objetivas. No hay vergüenza en buscar apoyo para construir una relación más sólida y saludable.
En última instancia, la paciencia, la comprensión y la disposición para buscar soluciones son clave para transformar una relación conflictiva en una conexión significativa y saludable entre padres e hijos.