La NASA ha logrado un avance trascendental al recuperar una muestra de Bennu, un asteroide de 4.500 millones de años. Esta misión, denominada Osiris-Rex, revela la presencia de moléculas de agua y un alto contenido de carbono, elementos esenciales para la vida en la Tierra.
El director de la NASA, Bill Nelson, anunció que los aproximadamente 250 gramos de material recopilado constituyen la muestra más grande de un asteroide rico en carbono jamás traída a nuestro planeta. Este hallazgo proporcionará valiosas pistas sobre los orígenes de la vida.
Dante Lauretta, líder de la misión Osiris-Rex, destaca que la presencia de carbono y minerales arcillosos con contenido de agua nos acerca a una comprensión más profunda de nuestro sistema solar y al potencial para el inicio de la vida.
Esta hazaña marca un hito significativo, siendo la primera vez que la NASA trae muestras de un asteroide a la Tierra. A diferencia de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), que recuperó una cantidad mínima de restos de asteroides en 2020, la muestra de Bennu ofrece un tesoro de información.
Los científicos de la NASA, con sede en el Centro Espacial Johnson de Texas, están llevando a cabo una minuciosa investigación. Utilizan una variedad de técnicas, desde microscopios de electrones hasta mediciones con luz infrarroja y difracción con rayos X, para analizar los fragmentos rocosos.
Bennu, descubierto en 1999, se cree que se formó a partir de fragmentos de un asteroide mucho más grande tras una colisión. Con su medio kilómetro de ancho y su superficie rugosa, ofrece un valioso vistazo a la antigüedad del sistema solar.
La misión Osiris-Rex, con un costo de 1.200 millones de dólares, ha culminado con éxito este proceso de exploración y recolección. Esta empresa científica no solo amplía nuestro conocimiento sobre asteroides, sino también nos brinda una visión fascinante de los misterios del cosmos.