La novena mexicana, que había sido la sorpresa durante el campeonato, sufre una dura remontada ante el conjunto nipón (6-5) en las semifinales.
México rozó la hazaña en el máximo escaparate del béisbol. El conjunto mexicano había alcanzado unas semifinales históricas en el Clásico Mundial de Béisbol y solo tenía que superar a Japón para enfrentarse al país rey del deporte, EE UU, en la final. Era el juego de ensueño por el campeonato mundial. Los nipones, sin embargo, eran los favoritos. En todo el juego, que duró más de tres horas, los mexicanos estaban arriba en la pizarra hasta la novena entrada cuando los japoneses le dieron un duro revés a los mexicanos (6-5).
La novena mexicana dio un sólido juego. El lanzador que estuvo en modo imparable fue Patrick Sandoval. La capacidad del Tri de béisbol para defenderse de los japoneses fue clave para mantener la pizarra en ceros. Luis Urías conectó un descomunal home run para que México se pusiera arriba en el juego 3-0.
Randy Arozarena, cubano que decidió representar a México, se llevó la noche al cachar la pelota en el momento ideal, como en la sexta entrada cuando los nipones tenían a tiro la oportunidad para emparejar el resultado y atrapó la bola antes de que fuera del jardín. Arozarena festejaba como si no hubiese ocurrido nada.