Por Diana Silva
En el periodo de 2019 a la actualidad, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha experimentado notables pérdidas de militancia, con muchos exmiembros uniéndose a Morena y partidos afines. Este fenómeno se da en medio de la histórica rivalidad entre el PRI y el presidente Andrés Manuel López Obrador. En junio pasado, Morena celebró su victoria sobre el PRI, especialmente sobre el Grupo Atlacomulco, en las elecciones en el Estado de México, poniendo fin a nueve décadas de administración priista.
Sin embargo, este 19 de diciembre, exmilitantes del PRI, incluido el exgobernador Eruviel Ávila, anunciaron la formación de la Alianza Progresista, respaldando a Claudia Sheinbaum para la presidencia en 2024. Esto generó especulaciones sobre un cambio en el apoyo del Grupo Atlacomulco hacia Morena, especialmente porque Ávila afirmó que Sheinbaum es la más capacitada para dirigir el país.
Aunque se especula sobre el respaldo del Grupo Atlacomulco a Sheinbaum, algunos sostienen que Ávila no es parte de este grupo. Además, se destaca la historia del Grupo Atlacomulco, formado por exgobernadores del Estado de México, aunque siempre negaron su existencia. La relación entre el exgobernador Alfredo del Mazo Maza y Sheinbaum antes de las elecciones ha alimentado la especulación sobre su posible participación en el gabinete en caso de la victoria de Sheinbaum.
Aunque Del Mazo aún no ha anunciado sus próximos pasos y sigue siendo miembro del PRI, su potencial adhesión a Morena podría tener implicaciones significativas, especialmente por su fuerza territorial, esencial para el Grupo Atlacomulco. En resumen, la política mexicana enfrenta un intrigante cambio de lealtades de cara a las elecciones de 2024.