Por Kari Nava
Griselda Blanco, conocida como la «Reina de la Cocaína», emerge de las sombras de la historia criminal para ser retratada en la nueva serie de Netflix, interpretada por la talentosa Sofía Vergara. Aunque la serie presenta la vida de Blanco con un toque dramático y glamuroso, la realidad de su reinado en el mundo del narcotráfico es mucho más oscura y compleja.
Nacida en Colombia en 1943, Blanco se sumergió en el mundo criminal desde temprana edad, marcando su camino con actos violentos, incluido el secuestro y asesinato del hijo de una familia adinerada a los 11 años. Su vida en Nueva York comenzó modestamente, vendiendo marihuana con su esposo, pero su ascenso a la cima del tráfico de drogas fue meteórico y sangriento.
La serie busca humanizar a Blanco, destacando sus inicios como inmigrante con tres hijos y su lucha por sobrevivir en un mundo hostil. La interpretación de Vergara busca explorar la complejidad del personaje, presentándola como una mujer dura, inteligente y ambiciosa, pero también como una madre soltera que huye de la violencia doméstica.
A medida que el imperio de Blanco crecía, su crueldad y despiadada búsqueda de poder se intensificaban. Los asesinatos de sus maridos y su apodo de «Viuda Negra» resaltan la brutalidad que la caracterizaba. A pesar de gobernar en un mundo dominado por hombres, Blanco demostró astucia al reclutar a inadaptados y aprovechar la ola de inmigrantes cubanos, los Marielitos, para consolidar su imperio.
La serie también aborda el sesgo de género que trabajó a favor de Blanco. Dada por muerta en un mundo de hombres, pudo evadir la atención de las autoridades durante años. June Hawkins, una analista de inteligencia, se convierte en un reflejo de Blanco al desafiar las expectativas y luchar contra la misoginia en su búsqueda para capturar a la narcotraficante.
A mediados de la década de 1980, el reinado de Blanco llegó a su fin con su arresto en California. Sin embargo, su legado persiste como un ejemplo de cómo una mujer desafiante y astuta pudo infiltrarse y dominar un mundo dominado por hombres.
Tras pasar dos décadas tras las rejas y perder a tres de sus hijos, Blanco fue liberada en 2004 y deportada a Colombia. Su vida posterior fue sorprendentemente tranquila, pero en 2012, su violenta muerte puso fin a la saga de la «Madrina de la Cocaína».
La historia de Griselda Blanco es un arco perfecto de ascenso, poder y tragedia. A pesar de la complejidad de su personaje, su historia a menudo queda en la sombra, revelando la necesidad de explorar las narrativas de mujeres que desafiaron las expectativas en los oscuros rincones de la historia criminal. La serie busca arrojar luz sobre la vida de Blanco, presentándola como más que una simple villana, sino como un ser humano complejo que enfrentó circunstancias desafiantes y tomó decisiones controvertidas en su búsqueda de poder.
