Por: Escobar Alejandro
El ansiado retorno de la NASA a la Luna, marcado por el lanzamiento del módulo Peregrine de Astrobotic, ha experimentado un revés significativo. Lo que inicialmente prometía ser un hito histórico con la participación de México y la UNAM en una misión lunar, se ha convertido en un desafío técnico y operativo de magnitud inesperada.
El trayecto del módulo Peregrine se vio comprometido poco después del despegue debido a una serie de problemas técnicos. Una anomalía inicial impidió la orientación adecuada de la nave hacia el Sol para la obtención de energía, revelando un malfuncionamiento en el sistema de propulsión. Esta falla amenazó la capacidad de realizar un aterrizaje seguro en la Luna, poniendo en peligro la misión en su totalidad.
A pesar de los esfuerzos por corregir la posición y recargar las baterías mediante una maniobra improvisada, se detectó una fuga crítica de combustible, exacerbando el problema inicial. Astrobotic ha expresado su compromiso en estabilizar la fuga mientras prioriza la captura de datos científicos. El equipo de la misión se encuentra evaluando alternativas viables para maximizar la recolección de información científica, buscando optimizar los recursos disponibles.
Este contratiempo no solo representa una derrota espacial para los Estados Unidos, al postergar el regreso a la Luna tras más de medio siglo, sino que también significa una oportunidad perdida para México y la UNAM en su incursión lunar. La colaboración entre naciones se ve desafiada por los obstáculos técnicos, planteando interrogantes sobre el futuro de las misiones conjuntas y la consecución de objetivos científicos y exploratorios en el espacio.
El fracaso en el intento de llegar a la Luna subraya la complejidad y los riesgos inherentes a la exploración espacial, recordando la necesidad de innovación, resiliencia y rigurosidad en la planificación y ejecución de misiones de esta envergadura.
