En la región de Donetsk, en el este de Ucrania, se informó de intensos enfrentamientos entre las fuerzas ucranianas y los separatistas prorrusos. La violencia se centró en la ciudad de Avdiivka, donde las fuerzas separatistas lanzaron un ataque con mortero contra las posiciones ucranianas. Se informó de varias bajas en ambos bandos.
La ciudad de Mariupol, en la costa del Mar Negro, también fue objeto de ataques por parte de los separatistas prorrusos. Según informes, se lanzaron varios misiles en la ciudad, lo que provocó la muerte de varios civiles y la destrucción de edificios residenciales.
En respuesta a la violencia, el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, emitió un comunicado en el que acusó a Rusia de «agresión» y llamó a la comunidad internacional a aumentar la presión sobre Moscú para que cese sus acciones agresivas en Ucrania.
Mientras tanto, en Moscú, el presidente ruso, Vladimir Putin, mantuvo una reunión con altos funcionarios militares, de seguridad para discutir la situación en Ucrania. Putin reiteró la postura de Rusia de que la intervención en Ucrania es una cuestión de defensa propia, y acusó a Ucrania de provocar la violencia.