El planeta está experimentando un calentamiento global significativo, con un aumento de más de 0,9 °C en la temperatura media de la superficie desde 1906. Este fenómeno no solo está afectando a regiones lejanas, sino que sus impactos son evidentes desde el Polo Norte hasta el Polo Sur. Los efectos del cambio climático ya están presentes, manifestándose a través de la fusión de glaciares, cambios en los patrones de precipitación y la reubicación de animales.
En palabras de Pablo Servigne, autor de «Colapsología», la extinción de una especie raramente ocurre de manera aislada; suele llevarse consigo a otras sin que la sociedad lo perciba. La advertencia más reciente proviene del Consejo Ártico, que informa sobre una drástica disminución en las poblaciones de renos y aves limícolas en la tundra ártica, la región terrestre del Polo Norte que se extiende desde Alaska hasta Rusia.
Es importante destacar que, aunque a menudo se utilizan como sinónimos, el calentamiento global y el cambio climático son conceptos distintos para los científicos. Mientras que el primero se refiere al aumento de las temperaturas, el cambio climático abarca cambios más complejos en los sistemas meteorológicos y climáticos, incluyendo fenómenos extremos, alteraciones en la biodiversidad y el aumento del nivel del mar.
El aumento promedio de las precipitaciones en todo el mundo se ve contrarrestado por la intensificación de sequías en algunas regiones, elevando el riesgo de incendios forestales, pérdida de cultivos y escasez de agua potable. Al mismo tiempo, ciertas especies, como mosquitos, garrapatas y plagas de cultivos, están prosperando, mientras que otras enfrentan desplazamientos debido a cambios en sus hábitats naturales.