Este filme, que entre otras complicaciones acumula una protagonista que evita hablar de ella o versiones discordantes sobre el despido de un actor, no convence al festival de Venecia.
Tal vez la mejor noticia para Olivia Wilde puede que la única sea que al fin su película Don’t Worry Darling se ha estrenado. Probablemente así termine la serie de catastróficas desdichas que ha rodeado al filme desde su rodaje hasta hoy lunes 5 de septiembre, día de su debut mundial, fuera de concurso, en el festival de Venecia.
Una actriz protagonista que evita hablar del largo; un intérprete que fue sustituido por una estrella del pop (Harry Styles) que, ahora, es la nueva pareja de la cineasta; sospechas de comportamientos inapropiados en el plató, vídeos privados aireados y más golpes de efecto personales y creativos… tanto que la historia que rodea a la película bien podría ser un thriller. Incluso uno mejor que Don’t Worry Darling. Porque la proyección en la Mostra tampoco regaló demasiadas alegrías a Wilde. Recibió un aplauso tibio. Y poco más. Un contraste chocante con el ruido que venía generando la obra. Su historia suma tantos capítulos que conviene ir con orden. Empezando por el final.
Porque hasta en su rueda de prensa en Venecia hoy la película sufrió otro sobresalto. El día antes se supo que su intérprete principal, Florence Pugh, no aparecería ante los micrófonos. La razón oficial alude a la agenda, a la colisión con el rodaje de la segunda parte de Dune. Y es cierto que la actriz sí desfiló por la alfombra roja antes del pase de gala, por la noche. Pero la decisión prolonga su silencio respecto al filme. Mientras, a falta de su versión, hablan todas las demás.
“Florence es una fuerza. Estamos agradecidos de que consiga estar aquí esta noche y de que podamos celebrar juntos. Ha sido un honor tenerla como protagonista. En cuanto a todo el cotilleo, internet se alimenta de eso, está suficientemente bien alimentado y no voy a contribuir”, cortó por la mañana Wilde la inevitable pregunta sobre el elefante en la habitación. O, más bien, ausente en ella. El interrogante mencionaba peleas con Pugh. Pero esa parte fue ignorada. Y peor suerte sufrió la siguiente cuestión, sobre el protagonista masculino original del filme, Shia LaBeouf: “Ya ha sido contestada con la referencia a internet”.
Ciertamente la red está llena de material para investigar la cuestión. El 24 de agosto, Wilde dio a entender a Variety que eliminó al actor debido a su comportamiento: “Su proceso no se alineaba con el ethos que exijo. Crear un ambiente seguro es la mejor manera de que la gente realice un buen trabajo. Y mi responsabilidad final es hacia la producción y el reparto, para protegerlos”. Pero el intérprete contactó con la misma revista. Y le rebotó varios correos intercambiados con la directora para ofrecer otra verdad. “Tú y yo sabemos las razones de mi salida.
Dejé tu película porque tus actores y yo no encontramos tiempo para ensayar”, escribía LaBeouf en uno. Además, compartió un vídeo que presuntamente le había enviado Wilde y que, luego, terminó online. En la grabación, la cineasta decía que confiaba en que LaBeouf y Pugh pudieran “hacer las paces” y que todavía no estaba “lista para rendirse” sobre la cuestión. El apodo “Miss Flo” y el tono irónico con que la directora se refería a la actriz, sin embargo, no habrán contribuido a destensar el clima.