El bambú japonés tiene una curiosidad, y es que si siembras la semilla, la abonas y te ocupas de regarla constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que un cultivador sin conocimientos sobre el crecimiento de esta planta estaría convencido de haber comprado semillas estériles.
Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de sólo seis semanas, la planta de bambú crece más de 30 metros. Realmente toma siete años para crecer, aparenta inactividad pero genera un complejo sistema de raíces que le permiten sostener el crecimiento que vendrá después y es en un plazo aproximado de seis semanas lo que tarda en desarrollarse.
El crecimiento del bambú puede explicar una analogía del éxito. En la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.