Por Sinai Peña
En México, las enfermedades cardiovasculares han alcanzado proporciones alarmantes, siendo responsables de más del 20% de las defunciones, según la Secretaría de Salud. Un dato aún más preocupante es que en 2021, 220 mil personas perdieron la vida debido a padecimientos cardíacos, convirtiéndolos en la principal causa de muerte en individuos mayores de 55 años.
La relación estrecha entre enfermedades cardíacas crónicas y enfermedad renal no puede pasarse por alto. Los pacientes con afecciones cardíacas enfrentan un riesgo significativamente mayor de desarrollar enfermedad renal, y viceversa. La urea, una sustancia derivada de la evaluación de proteínas en el hígado, ha sido identificada como un factor de riesgo cardiovascular no tradicional en pacientes con Enfermedad Renal Crónica (ERC).
Una estrategia crucial para abordar estas condiciones médicas de manera integral es mantener una microbiota intestinal saludable y cuidar la cantidad de proteínas en la dieta. Colaboraciones entre la comunidad médica, investigadores y la industria farmacéutica en México están trabajando para desarrollar soluciones que aborden tanto las enfermedades cardiovasculares como renales.
La importancia de una dieta baja en proteínas se destaca como una medida efectiva para beneficiar a los pacientes con ERC, reduciendo la presión sobre los riñones y ralentizando la progresión de la enfermedad. La nefróloga Nadia Saavedra subraya la necesidad de enfoques innovadores que aborden ambas problemáticas de manera efectiva.
Preservar la función renal se vuelve un objetivo prioritario, ya que la supervivencia está directamente relacionada con la salud renal. El control temprano de la enfermedad renal crónica es esencial para implementar medidas terapéuticas y preventivas.
Factores como mejorar los niveles de glucosa en la sangre, controlar la hipertensión arterial, reducir la cantidad de proteína en la dieta, disminuir el consumo de sodio y evitar el sedentarismo son fundamentales para controlar la progresión de la ERC, según la Mayo Clinic.
En última instancia, el mensaje es claro: cuidar tu corazón implica cuidar tus riñones. La enfermedad renal en etapa terminal puede requerir tratamientos invasivos como la diálisis o hemodiálisis, e incluso un trasplante de riñón para mantener la vida. La prevención y el manejo integral, con un enfoque multidisciplinario que involucre a nefrólogos, psicólogos y nutriólogos renales, se presentan como las claves para enfrentar estos desafíos de salud pública en México.