Los habitantes de Sudán tienen miedo por lo que pueda venir, a pesar del cese de los ataques en la capital, Jartum, y la ciudad vecina de Omdurmán.
Los residentes de Sudán, salen de sus hogares para buscar comida y agua, mientras que otros se unieron a las decenas de millas que han abandonado la ciudad en los últimos días, aunque los combates han disminuido en intensidad en el segundo día de la tregua de tres días, todavía se escuchan disparos y explosiones en algunas áreas.
Los enfrentamientos se concentraron en áreas específicas de Jartum y Omdurmán, principalmente en las cercanías del cuartel general del ejército y el Palacio de la República, también hubo un intercambio de disparos en el lujoso barrio de Kafouri, donde muchos de los combatientes de las Fuerzas de Apoyo Rápido están desplegados.
El exautócrata Omar al-Bashir, que fue derrocado en 2019 en medio de un levantamiento popular, está retenido en un hospital militar, según un comunicado del ejército. Al-Bashir y el exministro de Defensa Abdel-Rahim Muhammad Hussein son buscados por la Corte Penal Internacional por cargos de genocidio, delitos de lesa humanidad y crímenes de guerra relacionados con el conflicto de Darfur.
Los combates han dejado a la población sudanesa en una situación límite, con dificultades para obtener comida y electricidad, cierre de hospitales y la suspensión de las mayorías humanitarias de la de las asociaciones que brindaron ayuda en un país donde un tercio de su población de 46 millones ya depende de la ayuda humanitaria. La agencia de Naciones Unidas para los refugiados está preparándose para la posibilidad de que decenas de millas de personas huyan a países vecinos.