Por Sinai Peña
Vivir en entornos urbanos puede tener implicaciones significativas para la salud mental, según diversos estudios epidemiológicos. Aunque las ciudades ofrecen oportunidades y son centros de innovación, la desigualdad, marginalización, estrés y violencia presentes en estos entornos pueden contribuir a problemas de salud mental. Se ha observado que en las ciudades hay una mayor prevalencia de trastornos afectivos, de ansiedad y, especialmente, de trastornos graves como la esquizofrenia.
La hipótesis evolutiva plantea que, después de miles de años de evolución en conexión con la naturaleza, los humanos pueden sentirse fuera de lugar en entornos urbanos artificiales, donde la atención dirigida puede desgastar las capacidades cognitivas. La falta de contacto con la naturaleza y la convivencia con una gran cantidad de personas desconocidas podrían contribuir a problemas de salud mental.
La planificación urbana que tiene en cuenta la salud mental sugiere la importancia de espacios verdes, la creación de entornos propicios para la socialización y la protección contra el ruido. Estudios indican que la reducción del ruido del tráfico podría tener beneficios significativos para la salud mental. Sin embargo, se destaca que no todo es negativo en entornos rurales, ya que también presentan desafíos, como la falta de espacios de convivencia y tasas de suicidio más elevadas.
La investigación sobre la interacción entre genética y ambiente busca comprender cómo factores como la contaminación o la pobreza pueden aumentar el riesgo de trastornos mentales. Proyectos como environMENTAL buscan intervenir de manera temprana en factores de riesgo específicos, con el objetivo de prevenir problemas de salud mental.
A pesar de las diferencias entre entornos urbanos y rurales, los afectados por problemas de salud mental reconocen que ambos ofrecen espacio para la mejora. Se destaca la importancia de facilitar el acceso al tratamiento médico en entornos rurales y subvencionar el transporte cuando sea necesario. La necesidad de promover la socialización y combatir el aislamiento social también se reconoce como esencial para la salud mental en cualquier entorno.
