Por Sinai Peña
En una escalada de tensiones en el Medio Oriente, Estados Unidos y el Reino Unido llevaron a cabo una serie de ataques aéreos en la madrugada del viernes contra combatientes hutíes en Yemen. La acción militar fue una respuesta directa a los continuos ataques de los hutíes contra buques mercantes en el Mar Rojo, perturbando el comercio internacional y expresando su respaldo a Hamás en el conflicto contra Israel en Gaza.
El primer ministro británico, Rishi Sunak, confirmó la participación de la Fuerza Aérea Real en la ofensiva, destacando la defensa de la libertad de navegación y el flujo del comercio internacional como motivos para la intervención. Se describió la acción como «limitada, necesaria y proporcionada de defensa propia» con el objetivo de degradar las capacidades militares hutíes y proteger el comercio marítimo global.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, respaldó los ataques, subrayando que se dirigieron a objetivos hutíes que amenazaban la libertad de navegación en una de las vías fluviales más importantes del mundo. Biden advirtió sobre posibles acciones adicionales para proteger a la población y garantizar el flujo libre del comercio internacional.
Los detalles de los ataques revelan que Estados Unidos ejecutó deliberadamente ataques contra más de 60 objetivos en 16 ubicaciones hutíes respaldadas por Irán. Los objetivos incluyeron sistemas de radar, sitios de almacenamiento y lanzamiento de drones, instalaciones de almacenamiento y lanzamiento de misiles, y nodos de comando y control.
El líder de los hutíes, Mohammed al-Bukhaiti, respondió a los ataques, calificándolos como «la mayor locura de su historia» y advirtiendo que Estados Unidos y el Reino Unido se darán cuenta de su error. Irán condenó los ataques como una clara violación de la soberanía y la integridad territorial de Yemen.
La guerra en Yemen se ha expandido a medida que los hutíes, que controlan gran parte del país, han llevado a cabo ataques contra buques comerciales en el Mar Rojo en apoyo a Hamás. Estos ataques han afectado significativamente el transporte marítimo internacional, obligando a grandes empresas a buscar rutas alternativas.
El riesgo de una escalada adicional es alto, ya que los hutíes cuentan con el respaldo de Irán, que tiene presencia militar en la región del Mar Rojo. La comunidad internacional observa con cautela, mientras Estados Unidos y el Reino Unido advierten sobre posibles consecuencias si los ataques hutíes no cesan.