Por Kari Nava
Con la llegada del verano, sumergirse en las aguas del mar no solo ofrece un escape refrescante, sino que también brinda una serie de beneficios significativos para la salud mental y física. Numerosos estudios respaldan la idea de que nadar en el mar va más allá del simple ejercicio, convirtiéndose en una terapia para la mente y el cuerpo.
Bienestar Mental:
- Investigaciones en el Journal of Environmental Psychology destacan la conexión entre nadar en el mar, la naturaleza y la comunidad. Esta experiencia acumulativa tiene un impacto terapéutico a largo plazo en la salud mental y el bienestar emocional.
- Espacios azules como el mar fomentan la conexión personal, la atención plena y el sentido de pertenencia colectiva, contribuyendo al crecimiento terapéutico y la felicidad sostenible.
- Un estudio en el Interactive Journal of Medical Research sugiere que la natación en aguas abiertas está vinculada a mejoras en trastornos mentales, esquelético-musculares y cardíacos.
Salud Mental y Física:
- Una revisión sistemática en Frontiers in Psychiatry señala que la actividad física en el agua, como la natación, mejora el estado de ánimo y reduce la ansiedad.
- La natación en el mar puede considerarse como una opción innovadora para tratar la depresión y ansiedad, según un estudio en la revista Mental Health and Physical Activity.
Otros Beneficios de los Ejercicios Acuáticos:
- Salud Pulmonar: La práctica de ejercicios acuáticos, especialmente la natación, aumenta la capacidad pulmonar y mejora la calidad de vida, según la Revista de Investigación de Actividades Acuáticas.
- Articulaciones: Para personas con artritis, la CDC destaca que la práctica de ejercicios acuáticos permite el movimiento de articulaciones afectadas sin agravar los síntomas.
- Adultos Mayores: La actividad acuática beneficia la calidad de vida de los adultos mayores y puede tener un impacto positivo en la salud ósea de las mujeres después de la menopausia, según los CDC.
En resumen, nadar en el mar no solo es un placer estival, sino una práctica que puede contribuir significativamente a la salud mental y física. Aunque se necesitan más estudios para confirmar algunos resultados, la evidencia respalda la idea de que sumergirse en aguas abiertas puede ser una terapia valiosa para mejorar el bienestar general.