Por Sinai Peña
El estado de Durango, joya histórica y cultural en el norte de México, despliega su encanto a través de dos Pueblos Mágicos que seducen a los visitantes con su historia y belleza singular: Nombre de Dios y Mapimí.
Nombre de Dios: Arraigado en la historia como el pueblo más antiguo de Durango, fundado en 1562 bajo el nombre de ‘Villa de los Cuatro Templos’ por colonizadores españoles. Sus tesoros incluyen el Balneario Paraje Los Salones, la Comunidad de Los Berros, la Hacienda de San Francisco y la icónica Iglesia de Amado Nervo. El Museo Comunitario Contalpa, con sus seis salas temáticas, guarda tesoros de paleontología, tecnología, arqueología y numismática. Sus festividades religiosas y conmemorativas iluminan la ciudad con tradición y fervor.
Mapimí: Surgido tras el descubrimiento de las minas de Ojuela, este pueblo se erige sobre un legado ancestral habitado por los indígenas tobosos y cocoyomes. Ofrece al visitante la riqueza histórica del Museo Benito Juárez, la majestuosidad de la Iglesia de Santiago Apóstol y la imponente Mina de Ojuela. Su festividad anual conmemora la fundación del pueblo, llevando la celebración al templo de Santiago Apóstol el 25 de julio.
Ambos destinos no solo cautivan con su historia, sino también con una gastronomía única. En Nombre de Dios, las tradicionales gorditas rellenas y una gama de sabores auténticos, incluyendo mezcal, cerveza artesanal, vinos de fruta y dulces cristalizados. Por su parte, Mapimí deslumbra con sus encantos culinarios, resaltando sabores regionales como quesos asaderos, nopales, chiles y conservas.
Sumérgete en la magia de Durango y sus dos Pueblos Mágicos, donde la historia cobra vida y la tradición perdura en cada rincón.