Europa ha estado sufriendo varias semanas de sequía, con olas de calor extenuantes que han causado muertes y evacuaciones de poblaciones en peligro.
Los ríos y lagos se han secado. Pero esos bajos niveles en los cuerpos de agua también han revelado algunos tesoros que han permanecido bajo el agua por mucho tiempo.
Los bajos niveles de agua en el río Danubio en Serbia han revelado los restos hundidos de barcos de la Segunda Guerra Mundial, todavía cargados con explosivos.
Los buques, encontrados cerca de la ciudad de Prahovo, formaban parte de una flota nazi hundida en 1944. Se espera que surjan más a medida que continúa la sequía.
Los más siniestros descubrimientos son las llamadas «piedras del hambre», unas rocas en las que fueron grabadas líneas que marcaban los niveles del agua en sequías anteriores.
Fueron hechas como advertencia a las generaciones futuras de que cuando esas piedras emergen del agua, se avecinan tiempos difíciles.
La mayoría de esas piedras han reaparecido en las orillas del río Elba, que fluye desde la República Checa hasta Alemania.
Una piedra, que se talló por primera vez en el siglo XV, también apareció en 1616, cuando los lugareños inscribieron en ella las palabras «si me ves, llora».
También se han encontrado artefactos explosivos sin detonar en el río Po en Italia. Unas 3 mil personas fueron evacuadas de un pueblo cerca de la ciudad de Mantua en julio, al tiempo que los expertos retiraron e hicieron explotar de manera segura una bomba de la Segunda Guerra Mundial que quedó sumergida