Por Sinai Peña
Un estudio reciente publicado en la revista científica PNAS ha confirmado un creciente deterioro en la salud mental entre las generaciones más jóvenes. Basándose en datos de 27,572 personas en Australia, el análisis reveló un incremento significativo en los problemas de salud mental, especialmente entre aquellos nacidos en la década de 1990.
Este fenómeno no es exclusivo de Australia; otros países han reportado tendencias similares. En Estados Unidos y el Reino Unido, se observaron mayores niveles de ansiedad, síntomas depresivos e incidencia de suicidio entre las generaciones más jóvenes, desafiando la noción de que factores económicos o el abuso de sustancias sean las únicas causas.
El estudio sugiere que este declive en la salud mental puede haber comenzado mucho antes de lo que se pensaba, señalando eventos como la crisis financiera de 2008, la creciente influencia de las redes sociales, desastres relacionados con el cambio climático y una mayor conciencia sobre la salud mental como posibles influencias.
José Luis Ayuso Mateos, catedrático de psiquiatría de la Universidad Autónoma de Madrid, enfatiza la necesidad de abordar estos problemas desde edades tempranas, prestando atención a factores como el acoso escolar que pueden impactar la salud mental futura.
Aunque se especula sobre el papel de las redes sociales, el estudio destaca que su impacto en la salud mental es inferior al 5%. Además, el aumento en la conciencia sobre la enfermedad mental podría llevar a una mayor identificación de problemas, aunque se plantea la pregunta sobre si este conocimiento también conlleva una sobreinterpretación del estrés diario como enfermedad.
Estos resultados subrayan la necesidad de un enfoque integral para abordar los desafíos de salud mental en las nuevas generaciones, incluyendo la comprensión de factores sociales, tecnológicos y culturales que podrían estar contribuyendo a esta preocupante tendencia.