El vestido blanco
Hace siglos los romanos instauraron la costumbre de utilizar el color blanco para vestirse en las celebraciones importantes. Entonces, las novias se comprometían con sus futuros maridos con túnicas níveas y coronas de flores para, más adelante, acompañar su indumentaria con mantones rojos.
Fue la reina Victoria la que convirtió en tendencia de nuevo el blanco. El color se impregnó aquí de significado -la pureza, la virginidad-, se popularizó un poco más adelante, a partir del siglo XVI, y se consolidó, inamovible, como obligatorio en la tradición matrimonial.
La tradición del Ramo de flores para novias
Respecto al ramo de novia existen muchas historias, dependiendo de la zona de donde proviene. En Europa justamente se utilizaba un ramo de gardenias, una flor de bello y fuerte aroma, para esconder un poco el mal olor del vestido viejo y antiguo que llevaban las novias.
En Egipto, que justamente es uno de los protagonistas, las novias llevaban un ramo de hierbas aromáticas con la finalidad de ahuyentar a los malos espíritus de su vida conyugal. Asimismo, la tradición de aventar el ramo proviene de Francia.
Pastel de bodas
Los pasteles de boda son de las tradiciones que siguen en nuestros tiempos, se cree que se originó en Grecia y se ofrecía a los Dioses para que bendijeran la unión matrimonial, otra creencia es que los romanos reventaban una rebanada de pan en la cabeza de la novia como buen augurio de su fertilidad y los trozos resultantes eran disputados por los invitados como símbolo de abundancia. Para cortar el pastel de bodas la tradición dicta que la novia debe coger el cuchillo y el novio debe poner su mano encima de la novia, como símbolo de unión en la toma de decisiones de la pareja.
El anillo de compromiso
En la mayoría de los países se acostumbra que el novio le entregue un anillo de compromiso a la novia para pactar el enlace. Éste debe portarse en el dedo anular por el cual pasa la “vena amoris” directamente desde el corazón. La tradición se le atribuye al archiduque Maximiliano de Austria, quien en 1477 le entregó un anillo con un diamante a su prometida.
El velo
Desde el siglo XIX, el uso del velo para celebraciones cristianas se impuso como obligatorio o imprescindible, simbolizando la virginidad y pureza de la novia, de ahí a que éste fuera blanco al igual que el vestido.
Aunque lo más habitual es que las novias que optan por llevarlo se casen por la Iglesia, también podemos verlo en bodas civiles. Además, el velo ha ido variando en cuanto a tejidos, longitudes e incluso colores. Ha habido unos años en los que los tocados han sustituido al velo y las mujeres han preferido usar otro tipo de complementos, pero la tendencia ha vuelto y los diseñadores de moda nupcial vuelven a colocarlos como elemento esencial de las novias
Cargar a la novia
En tiempos pasados, se pensaba que la novia era vulnerable a los malos espíritus que se alojaban en los umbrales de las casas y el novio la protegía cargándola para ingresar a su nuevo hogar. En la actualidad, la equidad de género invita a que los dos miembros de la pareja entren simultáneamente para reconocer que ambos pueden dirigir el rumbo de la relación. Sin embargo, muchas parejas conservan la tradición de que el novio cargue a la novia al pasar el umbral de la puerta de su nuevo hogar.
Lanzar la liga
Los antecedentes de la tradición de lanzar la liga vienen del siglo XIV, en Francia. Según la creencia, tener un trozo del vestido de novia corte princesa de la recién casada era de buena suerte para los invitados, así que la perseguían para obtener un pedazo.
Posteriormente, la Iglesia católica intervino y censuró esta tradición. A partir de ese momento, las novias llevaban una liga, que se quitaban y arrojaban a los hombres que asistieran a la boda. Con el tiempo, para restringir aún más a los invitados impetuosos, se empezó a acostumbrar que fuera el recién casado quien le quitara el precioso adorno a su esposa.
