En una noche que quedará marcada en la historia del fútbol sudamericano, Argentina logró su segunda victoria consecutiva en el Maracaná, propinándole a Brasil su primera derrota como local en eliminatorias mundialistas. El defensor Nicolás Otamendi se convirtió en el héroe de la jornada al marcar el único gol del partido, cambiando la historia de un encuentro que estuvo marcado por incidentes desde antes del pitido inicial.
La tensión en el ambiente comenzó en los minutos previos al partido cuando las fuerzas de seguridad tuvieron que intervenir para frenar un enfrentamiento entre aficionados en el fondo sur del estadio. Este incidente llevó a la intervención de la Policía Militar brasileña, que reprimió mayoritariamente a los seguidores argentinos. Sillas volaron y porras se sacaron a pasear, lo que provocó que la selección argentina, liderada por Lionel Messi, intentara mediar antes de retirarse a los vestuarios. El partido se suspendió momentáneamente, comenzando media hora más tarde.
El enfrentamiento en las gradas se trasladó al campo, afectando los primeros minutos del juego, que estuvieron marcados por entradas fuertes y algunas polémicas. A pesar de las interrupciones, Argentina demostró mayor intención de jugar, especialmente a través de Marcos Acuña, quien encontró profundidad por el costado izquierdo.
El planteamiento táctico de Lionel Scaloni, con cambios respecto al partido contra Uruguay, sorprendió a propios y extraños. Lo Celso y Mac Allister, como interiores abiertos, le dieron a Argentina mayor amplitud en la línea de mediocampistas, explotando las bandas con los laterales albicelestes. Sin embargo, Brasil se fortaleció en la segunda mitad, presionando con efectividad, pero sin generar preocupaciones reales para la portería defendida por Emiliano Martínez.
Fue en un tiro de esquina a favor de Argentina donde Nicolás Otamendi se elevó para martillar el balón al fondo de la red, venciendo a Alisson y silenciando al Maracaná. A pesar de los esfuerzos de Brasil en la segunda mitad, la inoperancia ofensiva y la frustración se manifestaron en una agresión de Joelinton sobre De Paul, dejando a la canarinha con uno menos y poniendo fin a cualquier posibilidad de remontada.
Con esta derrota, Brasil acumula tres caídas consecutivas, sumergiéndose en una crisis inesperada. El entrenador Fernando Diniz, recientemente coronado en la Copa Libertadores con Fluminense, se enfrenta ahora a preguntas sobre el futuro del equipo. Mientras la federación brasileña espera la llegada de Carlo Ancelotti, la derrota ante Argentina deja dudas sobre el liderazgo de Diniz y plantea la posibilidad de buscar un nuevo timonel para guiar al equipo en un momento crucial de las eliminatorias.