La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dado luz verde al uso de una segunda vacuna contra la malaria, una enfermedad que sigue siendo un grave problema de salud pública en diversas partes del mundo, especialmente en África. Esta nueva vacuna, conocida como R21/Matrix-M, ha sido desarrollada por investigadores de la Universidad de Oxford, en Inglaterra, y se presenta como un avance significativo en la lucha contra la malaria.
Según la investigadora Lorena González López, del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina de la UNAM, la R21/Matrix-M se administra en cuatro dosis, con las tres primeras administradas a lo largo de 12 meses y la cuarta, un año después, como refuerzo.
Lo que hace que esta vacuna sea especialmente prometedora es su efectividad, que alcanza un impresionante 66%. En comparación, la primera vacuna aprobada por la OMS, la RTS,S/AS01, desarrollada por GlaxoSmithKline, tiene una efectividad del 30%.
La malaria es causada por parásitos del género Plasmodium y se transmite a los humanos a través de la picadura de mosquitos hembra infectados del género Anopheles. A pesar de ser una enfermedad prevenible y curable, la malaria sigue siendo responsable de un gran número de casos y defunciones en todo el mundo, con un enfoque especial en África, donde se concentra la mayoría de los casos y muertes.
La nueva vacuna, al igual que la RTS,S/AS01, se dirige principalmente a los niños, ya que son los más vulnerables a desarrollar formas graves de la enfermedad. Se espera que la R21/Matrix-M esté disponible para su uso generalizado en 2024, siempre que se inicie la producción a gran escala.
Según datos de la OMS, en 2021 se reportaron 234 millones de casos de malaria en todo el mundo, con 593,000 defunciones relacionadas con la enfermedad. África fue la región más afectada, con el 94% de los casos y el 96% de las muertes, y casi el 80% de todas las muertes por malaria en el continente ocurrieron en niños menores de cinco años.
Cuatro países africanos, Nigeria, República Democrática del Congo, Tanzania y Níger, representaron más de la mitad de todas las muertes por malaria. En el continente americano, la malaria no es un problema significativo en la mayoría de los países, excepto en Venezuela, Brasil y Colombia.
En México, la malaria no representa un grave problema de salud pública, con un número limitado de casos reportados. La mayoría de los casos se concentran en Chiapas, seguido por Campeche, Oaxaca, Chihuahua y Tabasco.
A pesar de estos avances en la lucha contra la malaria, la investigadora González López enfatiza que es esencial continuar con otras medidas preventivas, como el uso de mosquiteros impregnados de insecticida alrededor de las camas, la aplicación de insecticidas en las viviendas y la eliminación de criaderos de mosquitos, como charcos de agua estancada. Además, se debe prestar especial atención a los migrantes que llegan a México desde la frontera sur, ya que los casos de malaria son más frecuentes en Centro y Sudamérica.
La cloroquina, uno de los fármacos tradicionales para tratar y prevenir la malaria, ha perdido eficacia debido a la resistencia desarrollada por los parásitos, lo que ha llevado a la investigación de nuevas sustancias más efectivas en la lucha contra esta enfermedad.
En resumen, la aprobación de la segunda vacuna contra la malaria, la R21/Matrix-M, es un paso significativo en la lucha contra esta enfermedad que afecta a millones de personas en todo el mundo, especialmente en África. Sin embargo, es crucial mantener y reforzar otras medidas preventivas para combatir la malaria de manera efectiva.