México se encuentra en una situación preocupante en lo que respecta a la formación técnica de su fuerza laboral, según un informe reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El país tiene el nivel más bajo de trabajadores con formación técnica entre los países miembros de la OCDE, con solo un 2% de su fuerza laboral entre 25 y 34 años que posee esta formación, en comparación con el promedio global del 32%.
Este informe destaca la importancia de la educación técnica y vocacional (VET, por sus siglas en inglés) en la mejora de las perspectivas laborales y el desarrollo personal y profesional de los estudiantes. Sin embargo, en México, la participación en programas VET es extremadamente baja, lo que resulta en una falta de mano de obra calificada en sectores clave de la economía.
A pesar de que las carreras técnicas ofrecen mejores ingresos a sus egresados, la tasa de desempleo para adultos y jóvenes con educación vocacional en México es ligeramente mayor que la de aquellos con educación media-superior general. Esto puede deberse en parte a la falta de participación de la iniciativa privada en el diseño de programas VET que se adapten a las necesidades del mercado laboral.
Uno de los desafíos principales es el estigma asociado a las carreras técnicas, con un alto porcentaje de mexicanos creyendo que la falta de respeto hacia estos trabajos disuade a los jóvenes de elegir la formación técnica como una opción viable. Además, los padres tienden a desalentar a sus hijos de seguir carreras técnicas, lo que refleja la necesidad de una mejor orientación vocacional y una mayor exposición de los estudiantes a las oportunidades laborales desde una edad temprana.
Para mejorar esta situación, se requiere un esfuerzo conjunto de instituciones educativas, gobiernos y la industria privada para promover y facilitar la educación técnica y vocacional en México. Esto incluye brindar una orientación vocacional más temprana, oportunidades para que los estudiantes interactúen con profesionales en el campo y programas de educación técnica de alta calidad que se ajusten a las demandas del mercado laboral.
La baja participación en programas de educación técnica y vocacional en México representa un desafío significativo para el país en términos de desarrollo económico y satisfacción de la demanda de mano de obra calificada. Superar los estigmas y fomentar la formación técnica debe ser una prioridad para impulsar la competitividad y el crecimiento económico a largo plazo.