En México, la música ha sido una parte fundamental de la cultura durante décadas, y los cantantes mexicanos han desempeñado un papel importante en la identidad nacional. Sin embargo, en los últimos años, ha surgido una tendencia alarmante: la obsesión de los criminales con los cantantes mexicanos. Este fenómeno ha llevado a una serie de asesinatos brutales y sin piedad que han dejado desconcertadas a las autoridades y a la sociedad en general.
Uno de los casos más recientes fue el asesinato a balazos del rapero mexicano conocido como Lefty SM el 2 de septiembre de 2023. Si bien las circunstancias exactas del asesinato aún no están claras, varias versiones sugieren que los criminales intentaron secuestrarlo antes de dispararle, o simplemente lo atacaron sin previo aviso en la puerta de su casa. Lo que todos estos casos tienen en común es que se trata de asesinatos de cantantes mexicanos, y esto plantea la pregunta: ¿por qué los criminales están tan obsesionados con los artistas de la música?
Una de las explicaciones podría estar relacionada con el contenido de las canciones. Muchos de los cantantes asesinados se dedicaban a componer y cantar Narco-Corridos, una variante de los corridos que narra las hazañas de los traficantes de tequila y a veces elogia sus actividades delictivas. Estas canciones a menudo toman partido por un grupo delictivo u otro a través de sus letras, lo que podría haber provocado represalias de parte de los grupos criminales rivales.
Un ejemplo emblemático es el caso de Valentín Elizalde, quien fue asesinado después de cantar la canción «A Mis Enemigos», que se cree que hacía referencia a Joaquín «El Chapo» Guzmán, un enemigo de «Los Zetas». Esto sugiere que las canciones pueden ser un detonante para la violencia en este mundo oscuro.
Sin embargo, no todos los casos tienen una explicación clara. Algunos cantantes fueron asesinados sin motivo aparente, como Zayda Peña Arjona, cuya vida fue truncada a los 26 años mientras se hospedaba en un hotel. Otros, como Chalino Sánchez, recibieron amenazas de muerte en medio de sus actuaciones y luego fueron secuestrados y asesinados.
La constante en todos estos casos es la impunidad. A pesar de los esfuerzos de las autoridades para esclarecer estos crímenes, la mayoría de ellos siguen sin resolverse por completo, lo que refuerza la percepción de que los criminales pueden actuar con impunidad en el mundo del espectáculo.
La extraña obsesión de los criminales con los cantantes mexicanos es un fenómeno alarmante que sigue desconcertando a México y al mundo. La conexión entre la música y la violencia sigue siendo un enigma, y la impunidad que rodea estos casos es un recordatorio sombrío de los desafíos que enfrenta el país en su lucha contra la delincuencia.