A las 14:00 h del jueves, se inició la venta de boletos para el esperado concierto de Taylor Swift en el renovado Santiago Bernabéu de Madrid, programado para el 30 de mayo de 2024. Sin embargo, a las 15:00 h, ya se habían generado cientos de ofertas de reventa en redes sociales como Twitter y Facebook, así como en páginas no oficiales especializadas en la venta de entradas de segunda mano.
En plataformas como StubHub, se pueden encontrar entradas en la grada baja con precios que alcanzan los 6.000 euros, dirigidas a aquellos que se quedaron fuera de la venta oficial y están dispuestos a correr el riesgo. Sin embargo, es importante tener en cuenta que estas reventas en línea a menudo están asociadas con estafas.
En el momento actual, en un sitio web especializado, la entrada más económica para ver a Taylor Swift se encuentra en 799 euros, un precio significativamente superior al pagado por los aproximadamente 70.000 afortunados que obtuvieron entradas oficiales para el concierto en el estadio del Real Madrid. Otra plataforma de reventa, Viagogo, también ofrece alrededor de cien boletos en diferentes áreas del estadio, con precios que oscilan entre 700 y 1.600 euros aproximadamente.
La búsqueda en Twitter bajo el término «vendo entrada Taylor Swift» muestra numerosos resultados, ya que hay varios perfiles que ofrecen boletos, algunos de ellos con precios que alcanzan los 3.800 euros.
Las entradas para ver a Taylor Swift, quien no ha actuado en España desde 2011, se pusieron a la venta a través de Ticketmaster. Para adquirirlas, los fanáticos debían registrarse previamente en un sitio web oficial y obtener un código.
Sin embargo, tanto el registro como el código no garantizaban la obtención de los boletos, ya que solo servían como una primera selección para evitar el colapso del sistema de Ticketmaster, tal como ocurrió en Estados Unidos el otoño pasado.
Es crucial encontrar un equilibrio que permita a los fanáticos disfrutar de sus ídolos sin tener que enfrentarse a barreras financieras insuperables. La música es un arte que debe ser accesible para todos, y es responsabilidad de la industria encontrar soluciones que hagan posible ese acceso sin explotar a los fanáticos.