Joven de 17 años muerto por disparo de policía en Francia, simboliza la frustración de los barrios marginales. Nahel, residente en Nanterre, era un chico común de ‘banlieue’ con antecedentes menores y sin causas judiciales abiertas. Aunque tenía dificultades académicas, trabajaba para ayudar a su madre. La policía lo tenía registrado por desobediencia, pero no tenía delitos graves.
El martes, un agente policial le disparó durante un control en la plaza Nelson Mandela de Nanterre mientras conducía sin licencia, alegando que desobedeció la orden de detenerse y conducía de manera peligrosa. Murió una hora después. Tenía 17 años.
Hoy, Nahel se ha convertido en un símbolo de la frustración de los residentes de estos barrios y de la revuelta en las banlieue francesas. Los habitantes, descendientes de inmigrantes y ciudadanos franceses, sienten ser tratados como ciudadanos de segunda y critican el racismo policial. La mayoría de los vecinos que lo conocían afirman que Nahel era amable y cariñoso, y niegan que fuera delincuente.
Era hijo único y su madre lo crió sola en el barrio Pablo Picasso. Trabajaba como repartidor y se había inscrito en un curso de electricista. También jugaba al rugby. Sus abogados enfatizan que no tenía causas judiciales abiertas.
En el momento del incidente, los agentes le dieron el alto al ver que el Mercedes que conducía «circulaba por el carril bus a alta velocidad», según el fiscal de Nanterre. Viajaba con otros dos chicos. Los exámenes toxicológicos dieron negativo y no se encontraron drogas u objetos peligrosos en el vehículo. Se sabe poco sobre sus orígenes, pero la embajada de Argelia ha lamentado su muerte y ha instado al Gobierno francés a asumir plenamente su deber de protección. La madre de Nahel, en medio de la violencia que azota Francia, lanzó un mensaje conciliador, declarando que no culpa al sistema ni a toda la policía de la muerte de su hijo, sino al individuo responsable.
Durante la manifestación en memoria de Nahel en Nanterre, se vio a jóvenes reclamando justicia, algunos repartiendo mascarillas para protegerse de los gases lacrimógenos utilizados por la policía para dispersar la protesta.
Este acto simbólico ocurrió en la Plaza Nelson Mandela, cerca del lugar donde Nahel perdió la vida y que hoy está cubierto de flores