El aspartamo se encuentra ampliamente presente en una variedad de productos, como refrescos light, bebidas dietéticas, chicles, yogures y postres. Sin embargo, existen preocupaciones sobre su potencial cancerígeno, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene previsto emitir nuevas recomendaciones al respecto a mediados de julio.
El aspartamo fue descubierto como edulcorante en 1965 y obtuvo su autorización de comercialización en Estados Unidos en 1974. No obstante, dicha autorización fue suspendida poco después debido a preocupaciones sobre su toxicidad cerebral y su posible vínculo con el cáncer. Tras una revisión de estudios y nuevos datos, se permitió su uso en alimentos sólidos en 1981 y en bebidas refrescantes en 1983. Finalmente, en 1996, el aspartamo fue autorizado como edulcorante general. A lo largo del tiempo, diversas organizaciones nacionales e internacionales han evaluado su seguridad.
La OMS tiene programada la publicación de dos informes el 14 de julio. Uno de ellos, realizado por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC), evaluará el posible efecto cancerígeno del aspartamo. El segundo informe estará a cargo del Comité de Expertos en Aditivos Alimentarios, que revisará las recomendaciones actuales de consumo diario de aspartamo en base a los hallazgos del informe del IARC. Hasta ahora, se había considerado seguro consumir aspartamo dentro de ciertos límites, como ejemplifica el riesgo potencial para la salud de un adulto promedio al consumir entre 12 y 36 latas de refresco que contengan este edulcorante.
Es importante estar atentos a las nuevas recomendaciones de la OMS sobre el consumo de aspartamo, ya que podrían tener un impacto significativo en la industria alimentaria y en la elección de productos por parte de los consumidores.